jueves, 27 de enero de 2011

Algunas reflexiones

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Espero que futuros Pixie y Dixie

SOBRE EL ORIGEN.
"...ese tronco no es fácil de conseguir. Son de esos árboles antiguos, más anchos, de naranjas  con pipas. Los de hoy son apenas unos arbolitos de más fruta y sin pipa y no dan pa´ un timple..."

En esta foto se ve casi todo lo necesario en cuanto a material para dos futuros timples de naranjero.
Con estos cambios de tiempo me he dado cuenta que con los materiales que se trabajan son materiales vivos, o de alguna manera, aún con vida. Un día la madera está de una posición, otros días esa misma pieza está de otra, a veces parece que cambie de color e incluso que la veta difiera un poco de la última vez que la observé detenidamente. Esto te hace darte cuenta de que lo que tienes en las manos alguna vez estuvo vivo, o más vivo que ahora. El haber estado vivo implica muchas cosas, una alimentación, una experiencia, en ocasiones una vejez, una ocupación, etc., de una forma u otra hay que tener en cuenta que un árbol vivo estuvo atendido y se tuvo expectativas sobre él  (al menos en el caso del naranjero). Creo que cuando esta madera, o estas porciones de árbol, están en mis manos se me olvida cuál es el origen de la misma y todo lo que ha tenido que suceder para que llegue hasta mi. Al darme cuenta de esto, el instrumento, o lo que llegará a ser un instrumento, adquiere mayor importancia; el concepto de timple, y por ende el de cualquier otro instrumento, adquiere más dimensión. Plantearse el origen de las cosas hace que tengamos una mejor idea de las mismas.

SOBRE EL PROCESO DE CAMBIO.
"... que va! son cuatro tablas cortadas rectangulares y con eso hace el timple, es una pasada...!"
   Aquí se ve cómo se está cortando el tronco de naranjero para obtener piezas para trabajar, y con ello la idea del proceso que implica.
    
 Gracias Francisco Ramírez Galindo, carpintero  y artesano de instrumentos de cuerda, mi maestro y amigo. Estas experiencias no se pueden comprar  y menos disfrutarlas si no es con personas como usted,  dispuestas a compartirlas tal y como usted las comparte.


Desde que se escoje un sitio para un naranjero, se planta, se le es reservado un espacio en la tierra para que se desarrolle, se riega y se cuida, y pasado un buen tiempo, y subrayo esto, al fin dé naranjas (naranjas que serán comidas y nos alimentarán),  hasta que por una razón u otra este naranjero es cortado o se viene abajo, ya  han pasado muchas cosas. El destino fortuito ha hecho que caiga una pieza en mis manos, muchas gracias Sr. J.M. Esperanza, es ud. otro eslabón más en esta fantástica cadena. Estas partes de árbol se mantienen cargadas de experiencias de personas aun después de un tiempo de secado y de haber sido divididas en trozos mas pequeños. Mantienen aún vida y son sometidos a más cambios hasta ser un timple.Trato de imaginar la historia de una pieza de palo santo de Indias, del trozo de ébano de Madagascar, o del cedro de Honduras; no dan frutos, pero de seguro que acarrean historias, historias de otros países y otras lenguas. ¡Y todas ellas terminan en mis manos!.

SOBRE EL ESTADO FINAL.
"A él le gusta, sí. Él quería uno de naranjero, porque recordaba uno que estaba por casa que compró papá y que sonaba muy bien. Con ese empezó a tocar un poco..."

Al final queda en nuestras manos un instrumento del que se obtiene un disfrute, que no debemos olvidar de dónde proviene y qué ha pasado para que llegue hasta nuestras manos. Si se es consciente de todo ello, nuestros instrumentos toman otra dimensión y los respetaremos aún más de lo que ya lo hacemos. Quizás la próxima vez  que uno piense en comprarse un instrumento, teniendo esto en cuenta además de otras cosas, compraremos con una perspectiva más interesante: nos llevaremos a casa no sólo un instrumento, sino más cosas...
- ¿Y qué más?
- Nada más...
- Nosotros decimos "más nada".

1 comentarios:

Gema dijo...

Qué suavidad , qué flus flus todo, eso es amor tú.
Esta bonito lo de las letras azules ^^, bonito.